Comprar – Romper – Tirar. El pez que se muerde la cola.
Comprar – Romper – Tirar. El pez que se muerde la cola.
Todo lo que nos rodea tiene una vida útil limitada. De hecho, cada vez más limitada. Todo lo que compramos acaba siendo carne de contenedor. Ha llegado un punto en que estamos tan acostumbrados a este proceso que ni nos inmutamos.
Generalmente la idea de reparar un objeto roto no está en nuestra mente, y esto es un error. Estamos tan inmersos en tener lo último del mercado que casi que estamos deseando que lo que ya tenemos se rompa.
Esto es aplicable a nuestro caso: telefonía y ordenadores. Cuando nuestros equipos empiezan a pasar del año de antiguedad, ya empezamos a poner pegas: «Es que me va lento», «es que han sacado uno mucho mejor», «es que se me queda sin memoria en seguida»… ¿Os suena?
Nuestros equipos se estropean. Esto es evidente. Pero eso no significa que tengamos que tirarlos. La reparación de tu dispositivo te puede costar infinitamente menos que comprar uno nuevo, y aún así podría seguir cumpliendo su función perfectamente con un ligero arreglo. No somos quienes para decirte donde debes gastar tu dinero, ni mucho menos. Y nada es comparable a la sensación de cambiar de móvil u ordenador. Pero sí que es cierto que si no hay necesidad de tener el último modelo, ni ganas de dejar un riñón en el mostrador de turno, reparar tu dispositivo es probablemente tu mejor opción.
Lo mismo ocurre con la mayoría de objetos cotidianos de nuestro día a día. Tenemos totalmente interiorizado el comprar cuando algo se estropea.
Pongamos un caso: Tu iPhone 6 se rompe. Justo ahora que acaba de salir el iPhone X, sí. Vaya por Dios. Está claro que no puedes ir con la pantalla rota por la vida. Más allá de lo incómodo que es, puede ser incluso peligroso. ¿Qué hacemos?
a) Ya que estamos, nos compramos el iPhone X Precio: Desde 1159€
b)Reparamos nuestro iPhone 6. Al fin y al cabo solo tiene la pantalla rota. Por lo demás funciona perfectamente. Precio: En nuestra casa, 99,95€.
La diferencia es radical. En nosotros está la decisión.
¿Y tú, por qué te decantas?